martes, 21 de diciembre de 2010

SALUD Y TELEVISIÓN

     El momento de desayunar, comer, merendar, y cenar puede resultar dfícil, provocar estrés e incluso, motivar peleas familiares. A menudo éstas situaciones son inevitables porque como en toda adquisición de buenos hábitos, a comer se enseña y se aprende, una tarea que no es fácil. Comer bien, sano, es consecuencia de una buena educación y de cumplir con una serie de normas. Desterrar la tele es una. Y a tenor de las últimas investigaciones, una de las más básicas.
     El alimentarse de manera inconsciente, mientras se presta poca atención y poco gusto por laactividad en sí, lleva a los adultos, niños y adolescentes a comer más y peor. En conclusión: es más sano y más sabroso no compatibilizar la comida con la televisión.
     De la publicidad que pueden ver los niños y adolescentes mientras comen y miran la tele, casi la mitad de los anuncios relacionados con alimentos no son saludables. En consecuencia, a los jóvenes televidentes les llega una información incoherente con los mensajes que el adulto, quien le procura la comida, le quiere transmitir. No considera atractiva la comida que tiene en el plato.
     Estas actuaciones son naturales. Pero hay que estar alerta y ser conscientes de que comer y ver la tele a la vez es un mal hábito, una mala costumbre.
     En definitiva, aunque en principio ayudarse de la tele para introducir alimentos en la boca o en la dieta pueda parecer más fácil, a la larga es un truco que esclaviza y los malos hábitos son muy difíciles de erradicar

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